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Comunidad
Sobre todo desde el pontificado del Papa Francisco, se habla mucho de "misión compartida en la Iglesia". Y es bueno, porque supone un paso más de conciencia y responsabilidad de TODOS los creyentes. Pero, realmente aunque la expresión suene a novedad, la realidad no es nueva. Sólo hay que actualizarla y creer en su eficacia.
En la primitiva iglesia, en sus primeros años –lo cuentan los Hechos de los Apóstoles-
Los Apóstoles, tal vez por su actitud de servicio –de "todoservicio"-
Cierto, el Señor había insistido en sus años de magisterio en la urgencia, la prioridad, de atender a los necesitados, y así lo hizo él mismo, por ejemplo en la curación de enfermos, en la multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a los hambrientos…
Pero, si volvemos a mirar el Evangelio veremos que, para dedicarse a esas actividades, -
Es más, en tales actividades pidió y recibió la colaboración de cuantos podían ofrecerla. Un niño dio su merienda, los Discípulos repartieron el pan y los peces, recorrieron las aldeas predicando… A una mujer le pidió un vaso de agua para darle luego el valor de anunciar al Mesías…Un anónimo personaje cede el local para La Cena de Pascua. Otro aportará su propia sepultura aún sin estrenar…
…Y los pobres, los enfermos, los muertos, hambrientos, pecadores, buscadores del Reino de Dios…aportaron –
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Justamente, porque tenemos esas necesidades y miserias, otros pueden practicar la caridad fraterna, el anuncio del Evangelio, la extensión del Reino. O sea, para que la Misión de la Iglesia se realice, hacen falta los que quieren y pueden "trabajar al servicio de", pero es necesaria la presencia voluntaria, la aceptación fraterna, de quienes necesitan esos servicios.
¿Cómo lo solucionaron los Apóstoles? Volvamos a la narración de los Hechos, (Cap 6,1-
Para esa "misión compartida", que es la Iglesia, estamos citados todos: Los que pueden servir y los que necesitan esos servicios, que en muchos momentos intercambiamos los papeles.
Sin ir más lejos, nuestra residencia es un buen ejemplo. Sin los que trabajan en ella, a todos los niveles, no sería posible. Pero, sin nuestros residentes, que necesitan y quieren estos servicios… ¿para qué serviría? Y como todos somos "iglesia", podemos alegrarnos de vivir en "Misión compartida", creativa y multiplicadora del amor fraterno que el Maestro nos enseñó, asumiendo con gozo cada uno y en cada momento su igualmente importante rol.
Comunidad de Torrelavega